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lunes, 10 de agosto de 2009

cuando nadie crea en mi ( poesia maldita )


Cuando nadie crea en mí, la luna saldrá empapada de soledad argumentando recuerdos que nadie vio, recuerdos de noches frías de llantos solitarios. Desvelos con el velo oscuro de mis ojos, y un desvió psicológico de mis ideas. Entonces la luna ella en lo alto sin decir una palabra es el mejor testigo de mi desolación. Ella podría contarte que tan cerca de la muerte estaba mi lecho, que tan lejos estaba la vida. tan cerca estaba la luna . Cuando nadie crea en mí, y un alma herida de depresión le hunda la daga de verbos comparativos, se llora sangre, se agoniza gota a gota con el martirio de la impotencia. El ansia de mis ojos verboragicós destila el silencio de toda su desesperación. Cuando nadie crea en mi, ya todo el peso del mundo sentiré en mis hombros, y esa noche inhóspita cuando quiera ver la luna, todo el cielo oscuro esté nublado y no tenga más testigos, estoy seguro que me seducirá una parca con prendas sueltas al viento extendiendo su mano hasta la paz de no existir, esa inconciencia soñada. Entonces nadie esté allá en ese cruce y sienta todo el silencio del mundo como un pandemonium en mi cabeza, yo te digo a ti que en ese instante de locura y coherencia solo necesito creer en mí, para no ser un féretro donde nadie entienda como cómo pude cometer semejante locura , semejante irracionalidad. Cuando nadie crea en mi, los años pasen en un lecho inmutable. donde inserviblemente descanse, duerma y vuelva a dormir y la ley de la vida se lleve esa paloma que en ni boca lleve ese sustento para sobrevivir, en ese cercano futuro mi impulso es decisión, aunque nadie crea en mi, me tocara esa tarde de nostalgia una charla a solas con el reflejo del espejo, tendré que salir a defenderme de la muerte, de toda seducción. Solo creer en mí. Cuando nadie crea en mi, ni siquiera todos los jefes del mundo entero, y no tenga honorarios, seré un laceado mental, el indigente más sensible, ese día aunque nadie crea en mi, me comprometo bajo la luna bajo, las constelaciones, bajo temperaturas bajo cero, en mi inicua depresiva soledad, creer en lo que nunca fui. Dejar que la muerte tenga su espacio y su tiempo. Cuando nadie crea en mí… yo brillare Martín Andrés Valenzuela

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